jueves, 11 de junio de 2015

No queremos botellón, ¡queremos una España mejor!


Este jueves por la tarde, entre las Facultades de Biología y Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, el Sindicato de Estudiantes ha organizado un botellón. Por lo visto, ya no se dedican en exclusiva a monopolizar las reivindicaciones estudiantiles con actitudes sectarias y excluyentes hacia quienes se niegan a pasar por su aro ideológico; ahora, según parece, han encontrado una nueva vocación como organizadores de eventos y es evidente que dicha actividad congrega a más jóvenes que sus manifestaciones contra los recortes convocadas con consignas histéricas y casposas.
Sobre esto, queremos señalar que nos parece una gran incoherencia acusar al sistema capitalista de aborregar a la juventud y después lucrarse con la venta de alcohol en un botellón. No esperábamos nada positivo de este grupo, pero hechos como el de hoy vuelven a confirmar nuestra negativa opinión sobre el Sindicato de Estudiantes y el acierto que supone buscar una nueva vía bajo la que encauzar los anhelos de los estudiantes españoles.




En el Frente de Estudiantes Sindicalistas no prometemos botellones y nuestros medios, por desgracia, continúan siendo demasiado escasos para dar a conocer nuestro mensaje. Pero estamos firmemente convencidos de que el nacionalsindicalismo es el único ideal que puede devolver la ilusión a nuestra juventud y a quienes luchan por un futuro más digno. Además de contar con argumentos ideológicos (frente a posturas incompletas y cainitas respecto al prójimo, propias de liberales y comunistas, nosotros apostamos por un patriotismo crítico y revolucionario), como nacionalsindicalistas luchamos por una completa transformación del ser humano que le aleje del materialismo decadente que impera ahora. Nuestro modelo de sociedad es uno en el que los jóvenes no perderían el tiempo haciendo botellón, sino formándose y sirviendo a sus compatriotas; pero esto es algo imposible de comprender para quienes, como sus referentes políticos de antaño, renunciaron a luchar por un mundo más justo y adoptaron eso que ahora se conoce como postureo. Y este sueño vencerá el boicot de quienes prefieren una juventud idiotizada entre alcohol y porros.

En nuestras filas tendrá un sitio todo aquel joven que se niegue a formar parte de este modelo de sociedad. Que no acepte el mundo que pretenden dejarnos como herencia. Que sienta arder su sangre cuando lee que se recorta en los presupuestos educativos. Que no desee que otros futuros compatriotas sean educados bajo las directrices del apatricismo (¡y hasta de la antihispanidad!) o de la ideología de género.

Bienvenidos aquellos que no quieren rendirse porque creen que otra España y otro mundo son posibles y que el cambio también debe llevarse a cabo en las aulas de institutos y universidades. De nada servirá lamentarse mañana, ¡ahora es el momento!