Este jueves por la tarde, entre las
Facultades de Biología y Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, el
Sindicato de Estudiantes ha organizado un botellón.
Por lo visto, ya no se dedican en exclusiva a monopolizar las reivindicaciones
estudiantiles con actitudes sectarias y excluyentes hacia quienes se niegan a
pasar por su aro ideológico; ahora, según parece, han encontrado una nueva
vocación como organizadores de eventos y es evidente que dicha actividad
congrega a más jóvenes que sus manifestaciones contra los recortes convocadas
con consignas histéricas y casposas.
Sobre esto, queremos señalar que nos parece una gran incoherencia acusar
al sistema capitalista de aborregar a la juventud y después lucrarse con la venta
de alcohol en un botellón. No esperábamos
nada positivo de este grupo, pero hechos como el de hoy vuelven a confirmar
nuestra negativa opinión sobre el Sindicato de Estudiantes y el acierto que
supone buscar una nueva vía bajo la que encauzar los anhelos de los estudiantes
españoles.
En el Frente de Estudiantes
Sindicalistas no prometemos botellones
y nuestros medios, por desgracia, continúan siendo demasiado escasos para dar a
conocer nuestro mensaje. Pero estamos firmemente convencidos de que el
nacionalsindicalismo es el único ideal que puede devolver la ilusión a nuestra
juventud y a quienes luchan por un futuro más digno. Además de contar con argumentos
ideológicos (frente a posturas incompletas y cainitas respecto al prójimo,
propias de liberales y comunistas, nosotros apostamos por un patriotismo
crítico y revolucionario), como nacionalsindicalistas luchamos por una completa
transformación del ser humano que le aleje del materialismo decadente que
impera ahora. Nuestro modelo de sociedad es uno en el que los jóvenes no
perderían el tiempo haciendo botellón,
sino formándose y sirviendo a sus compatriotas; pero esto es algo imposible de
comprender para quienes, como sus referentes políticos de antaño, renunciaron a
luchar por un mundo más justo y adoptaron eso que ahora se conoce como postureo. Y este sueño vencerá el boicot de quienes prefieren una juventud idiotizada entre alcohol y porros.
En nuestras filas tendrá un sitio todo
aquel joven que se niegue a formar parte de este modelo de sociedad. Que no
acepte el mundo que pretenden dejarnos como herencia. Que sienta arder su
sangre cuando lee que se recorta en los presupuestos educativos. Que no desee
que otros futuros compatriotas sean educados bajo las directrices del
apatricismo (¡y hasta de la antihispanidad!) o de la ideología de género.
Bienvenidos aquellos que no quieren rendirse
porque creen que otra España y otro mundo son posibles y que el cambio también debe llevarse a cabo en las aulas de institutos y universidades. De nada servirá
lamentarse mañana, ¡ahora es el momento!